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5 de mayo de 2011

forbbiden


A ver, empezar siempre es dificil. Escribo escuchando mi música favorita lo que se podria considerar una de las cosas mas importantes que me pudieron pasar. Los dedos me tiemblan al igual que mis brazos y siento como me vibra el pecho. Mis ojos se cierran lentamente del sueño, pues mis noches son malas desde mi mas tierna infancia, en la cual me quedaba pensando en cosas demasiado variadas como para recordarlas. No puedo seguir divagando, es uno de mis peores defectos y ya debería haber aprendido a no hacerlo, pero con mi forma de ser es imposible.
Como se imaginaran, soy una persona muy volada, bohemia, bizarra, como quieran llamarlo. Cuando estaba en el secundario, era incluso peor con estos temas que hoy en dia. En claces no prestaba atención porque no tenia ganas, era muy vaga. Hay una alta probabilidad de que ni siquiera supiera el nombre de todos mis compañeros de curso, cuando apenas eramos unos 20. Esto no era porque me llevara mal o me excluyeran, incluso, mis compañeros por lo general me apreciaban en cierto modo por mi directa e indiferente manera de ser. El tema era que yo no estaba interesada en ese tipo de personas. Ya lo se, hasta ahora parezco una persona a la que no le importa nada y que se autoexcluye siguiendo sus prejuicios, pero no es asi. Siempre fui una persona muy irritable, si estaba con el tipo de chicas que habia en mi curso, chicas que creian que el sol sale de su ombligo y se esconde en su ropero y no sabe que hay mas alla de ese trayecto, a exsepcion del alcohol y los chicos, terminaria matando a alguien. Los chicos, a pesar de no ser tan idiotas y en cierto modo simpaticos, compartian una característica muy tipica de los estudiantes de colegio privado: el rascismo, lo cual es algo imperdonable para mi. Por estas razones no queria estar con ellos, ya que no seria solamente ir directo a la boca del lobo, sino tambien abrirla, era un riesgo innecesario.  A pesar de esto, mi relacion no podria decirse que era buena. Mi apodo era “Lunatica”, ya que ignoraba a las clases y a ellos, estaba en la luna, como decia mi nombre.
Por estas razones yo simplemente no tenia nadie con quien estar, aunque como se imaginaran tampoco me daba tanta cuenta de ese problema. Yo volvia del colegio y me ponia la musica a todo volumen mientras mi padres trabajaban, y escribia. Mientras tuviera mi antigua maquina de escribir no me podria aburrir, y como se imaginaran tengo una colección de cuentos y novelas que me suplican se publicadas. A pesar de ser inteligente nunca me saque buenas notas, probablemente por el recentimiento de tener que estar al mismo nivel que mis compañeros, cuando al lado de ellos yo podria haber estado varios niveles mas arriba.
La historia que quiero contar es de cuando mi ignorancia y vagancia de todos los dias simplemente desapareció de manera impresionante. Era principio de claces, y yo estaba mas deprimida que una chica sensible cuando corta con su novio. Entonces ahí estaba, en la puerta de una carcel, de la cual no me liberaria hasta las cuatro y media de la tarde. Me quede mirando desesperada, con mi inteligencia, pensaba, ¡podria fugarme y hacer secundaria libre! Seria mucho mejor. Eso mismo intente hacer, pero hubo un inconveniente.
-    ¡Correte inútil! – senti un empujón y por poco caigo de cara al piso si no fuera por un chico que me sostuvo. Me reincorpore rapidamente para ver al idiota que me habia empujado e insultado para responder, no de una manera educada, pero no pude. Me limite al quedarme callada con una mirada de incredulidad y enojo, ese chico era tan, tan… fuera de lo común.
-    ¿Estas bien? – me pregunto mientras sostenia mi hombro. Era muy parecido al otro, pero su pelo era mas claro, su rostro mas bondadoso, y parecia ser mas joven.
-    ¿Qué? Si, creo… - conteste por lo bajo.
-    Disculpalo al imbecil de mi hermano, no sabe comportarse. Cree que por hacerse el heavy es buena onda. – conto el chico, era bastante lindo.
-    Que idiota. – dije sin compasión alguna. El chico se rió.
-    Soy Martin, soy nuevo. – se presento.
-    Me imagine – mentira – soy Luna.
-    ¿De que año sos? – cuestionó.
-     De tercero, por desgracia. – conteste con cruda honestidad.
-    ¿Por qué?
-    No me llevo bien, por lo general. – le conté mientras entrabamos juntos y nos dirijiamos al patio juntos.
-    Bueno, pero a alguien debes tener… - comenzo el.
-    Nop. – conteste con total indiferencia.
-    Entonces, te prometo que vas a tener uno. – juró repentinamente.
-    ¿Qué? ¿Es broma? – le pregunté.
-    ¡No! Ademas, somos compañeros ahora. – entonces era de mi edad. Un amigo… era algo que podria probar.
Martin se presento con el resto de mis compañeros. Parecia un buen chico, y sentía ese cosquilleo en el estómago que sentia cuando algo emocionante estaba por pasar, y si gente, tan ignorante no era.
Despues del saludo a la bandera todos entramos a las claces. Me sente automáticamente en el banco de atrás de todo mas alejado al del profesor. Observe al chico nuevo, era increible su simpatía y su don de gente, habian pasado 10 minutos desde el comienzo de claces y ya habia hecho migas por toda la clace. Las chicas estaban cautivadas por su actitud simple y misteriosa y por su cuerpo perfecto, tal como su rostro y su pelo enmarañado; debo admitir que, en cierto modo, yo tambien me sentia algo cautivada. Los chicos lo tomaban como uno mas, aunque definitivamente no lo era. Martin no era, en ningún sentido, como el resto. Lo primero que hizo, sin dudarlo ni un poco, fue sentarse a mi lado, con una radiante sonrisa.
-    No tenias porque sentarte a mi lado. – le dije avergonzada.
-    Si, tenia. Mira, con lo poco que pase aca, la única persona decente sos vos. – esa frase me saco el aliento, rei silenciosamete.
-    ¡Eh Martin! ¡no te sientes con la Lunatica! – gritó un idiota.
-    ¿Por qué no? – le desafió.
-    ¡Esta mas loca que la mierda!
-    Como si me importara – dijo con una risa ahogada. Entonces me miro y me dijo: - No te preocupes, no me importan lo que me digan. Me quedo con vos, no me gusta dejar sola a una amiga.
-    ¿Por qué te empecinaste con migo? – le pregunté con incredulidad y poca confianza.
-    Me caes bien. Mejor que el resto de las chicas aca, son todas idiotas. – dijo acercandose en un susurro burlón, tapandose el rostro con la mano para que el resto de las chicas, quienes nos miraban con furia y celos, no pudieran leerle los labios.
-    Como quieras. – acepte, sin poder esconder mi sonrisa de felicidad.
-    Buenas chicos, empecemos con la clace. – entro la profesora de geografia.
-    Por cierto, llamame Mocca, mis amigos me llaman asi. - esas fueron las ultimas palabras por el momento, ya que esa profesora simplemente daba escalofríos.
Estaba muy feliz, ¡por fin un amigo! Y la verdad es que nunca me habia imaginado conocer a un chico como Mocca. Supuse que seria un buen año, uno muy bueno con un gran comienzo. En el recreo, mientras todos salieron del aula, nos quedamos adentro.
-    ¡Que idiotas que son los pibes estos! – exclamó mientras hacia rebotar en la pared un pelotita y yo dibujaba ausentemente.
-    ¿te parece? – le pregunte con sarcasmo.
-    Y si, mira a esa boluda, ¡¿Belgrano cruzar los andes?! ¡Falta que me diga que fue Urquiza el que trajo las esscuelas! – se notaba que estaba impresionado.
-    Bueno, calma Mocca, esta es apenas tu primer clase, aun sos un novato. – le intente calmar.
-    ¡No puedo! ¿Cómo soportas que la gente sea tan idiota?
-    Facil: no les hago caso. – le respondi con sencillez – Y no pierdo mi temperamento. – termine sarcásticamente.
-    ¡No puedo evitarlo! – exclamó levantandose del banco en el que se sentaba y sentandose en el mio.
-    Pero podrias haberselo dicho de una manera mas… leve. – intenté hacerle entrar en razón.
-    ¡Bah! Dije la verdad.
-    Hay muchas maneras de decir la verdad. No es necesario decirle que es la persona mas idiota del mundo. – explique.
-    Esta bien. – dijo cruzandose de brazos como un nene caprichoso.
-    No te estoy retando. – le adverti sin dejar mi dibujo.
-    Che idiota, te tengo buenas noticias. – anunció alguien entrando a la clase sin ninguna preocupación, como si fuera su casa.
-    ¿Qué? – le pregunto Mocca a su hermano con total hartazgo.
-    ¿Viste a esa mina, la que esta barbara, aca en tu clase? – le pregunto sin haciendo caso omiso a mi presencia. Por alguna razon deje de dibujar.
-    Si, una medio morocha, muy linda… - supe al toque de quien hablaba: la idiota con los proseres dislocados.
-    Ah si, una pelotuda tambien. – afirmo sin compasión.
-    ¿Y que importa? – pregunto sorprendido el hermano de mi amigo.
-    A mi, mucho. Necesito una chica con algo de sesos. – explicó.
-    Sos un aburrido.
-    No es cierto.
-    Si, capo. Mirate, estas con no solo la mas desconocida sino la mas rara de todas las del colegio. – manifestó acerca de mi.
-    ¿Tenes algún problema con migo? – si, yo tambien me sorprendi. Mocca estaba sorprendido.
-    Si, ¿recien te das cuenta? Esta no es muy lista, Martin.
-    Andate. – le hecho Mocca.
-    Como quieras. – cedió con las manos levantadas como en un asalto y se fue.
-    Bien hecho chica. – dijo chocandome los cinco. Yo no reaccione, estaba sorprendida - ¿estas bien?
-    Si, si. – conteste – Es que es raro que yo conteste.
-    Soy yo, es mi influencia. – bromeó.
-    Ya decia que algo me hacia mal en geografia... – él se rio. Los otros empezaron a llegar y Mocca se acerco a mi para hablarme al oido.
-    Alocate, sino no te van a dejar en paz. – susurró. Se me fue el aliento.
-    Uff…
-    Hacelo por mi. – dijo.
-    Bueno…
-    Prometelo.
-    Lo prometo. – su sonrisa era mas grande de lo que pude imaginar.
Paso la semana y ya era viernes. ¡Que rapido que se pasaban los dias con alguien al quien hablar honestamente como si estuviera afuera de la prisión. Los ultimos dias habiles eran bastante divertidos. Eran todas las materias que mes me gustaban.Una de ellas era cívica. Me lucia en esa materia en cuanto a lo escrito, por lo cual me parecia una de las mejores.
No fue difícil seguirla al principio. Inspirada por la promesa que le habia hecho, que para mi significaba un cambio bastante grande e interesante, participe.
-    A ver, Luciana, ¿a vos que te parece? – pregunto la profesora. El tema: discriminación.
-    Me parece que deberian matar a todos los villeros. – opinó con cara de asco.
-    ¿Es joda? – pregunté sin pensarlo. Por lo general cuando perdia el temperamento y tenia mis actos impulsivos era fuera del colegio. Afuera, mi personalidad cambiaba 180 grados. Decidi levantar la mano para hablar sin que me reten.
-    Si, Luna. – miré fijamente a Luciana (la misma de los proceres)
-    Luciana, ¿a vos te pareceria lindo que dijeran eso si vos estas en el caso de muchos de ese villeros, como vos los llamas? – le cuestioné con enojo.
-    Yo me suicidaria. – dijo con una sonrisa arrogante – son parasitos.
-    ¿Y vos? ¿Haces algo útil por el pais, la sociedad, la clase, tus padres? En mi opinión, por lo que veo, sos mas parasitos que ellos. – conteste con el corito de mis compañeros varones, liderados por Mocca, que le decian “¡pillaaaaa!” a Luciana.
-    ¿Qué te…? Esos tipos ni siquieran trabajan.
-    ¡No me sorprende! Desgraciadamente esta sociedad esta llena de idiotas como vos, racistas, que cuando alguno de ellos van a pedir trabajo, estos instantáneamente les niegan.
-    ¡Son todos chorros! – intento defenderse.
-    ¿Y no te preguntas porque? ¡Porque no tienen educación! Y les enseñaron que toda la gente en este pais es como vos por lo que no tendrian muchas oportunidades que digamos. Vos, con tu cerebro de hormiga, tenes desgraciadamente mas oportunidades que ellos. – concluí prácticamente a los gritos ya que mi coro habia aumentado el volumen de sus burlas y no se me escuchaba, y al ver que ella se habia puesto colorada y no sabia que decir, le pregunté maliciosamente - ¿Algo que decir, Lu? – se limito a daarse media vuelta.
Mocca me dio una palmada en el hombro, se rie y me felicita: “de eso hablaba amiga”.
El resto de la clases fueron parecidas, al finalizar, mi nuevo amigo y yo salimos de clases.
-    ¡Fue genial! – exclamó una vez afuera.
-    ¿Seguis con eso? – le pregunte.
-    ¡Si! Cumplis muy bien las promesas. – ambos reimos.
-    Che imbecil. – hizo el hermano su aparicion – no vengas hoy a casa.
-    ¿¡Por qué!?
-    ¿Por qué? – se burlo imitando el tono de Mocca pero mas infantilmente – porque me vuelvo con una chica, - le guiña un ojo – ya sabes que pasa. – dice y se va abrazando a una de las chicas mas lindas.
-    ¿Ya empieza a salir con todas? – le pregunte sorprendida – deberia esperar un poco.
-    Si, Leo siempre hace los mismos. Esa es generalmente la razon por la cual nos cambiamos tan seguido. – me contó él - ¿pero ahora que voy a hacer?
-    Mira, venite a mi casa con una condicion, te quedas en este colegio. – le ofreci.
-    Dale. – acepto con una sonrisa. Me paso un brazo por los hombros y fuimos a mi casa.
-    ¿Que haces cuando andas con insomio? – pregunto ausentemente mientras jugabamos a las cartas.
-    Te vas a burlar. – me negué.
-    Claro que no, decime.
-    Pienso en politica. – respondi honestamente – Es una de las cosas en las que pienso por las noches, es raro, pero pienso mas claramente en esos momentos.
-    Faa… vos serias buena como politica – me recomendo.
-    Si, seguro. ¿Por qué lo decis?
-    Despues de esa discusión amiga mia… - se reia - ¿Venis a la fiesta mañana?
-    ¿Qué fiesta? – cuestione extrañada.
-    ¡La que se hace en mi casa! ¿Si mi hermano puede traer una chica distinta todos los dias porque no podria yo hacer una fiesta? – me encogí de hombros.
-    Si, seguro.
-    Venite antes, asi charlamos un rato. – me ofreció.
-    Como quieras.
Bueno, hacia mucho que no iba a una fiesta, pero Mocca era mi amigo y no lo dejaria plantado. Cuando le pregunte a mi mama estaba tan sorprendida como cualquiera, aunque me dejo ir. Decidirme en que ponerme fue difícil. Mi estilo era raro, medio gótico, medio hippie. Tenia mucha ropa que se ve tipicamente en los anime. Para casos mas importantes, polleras y otras cosas negras y azules o un rosado muy fuerte, y si no jeans y remeras mas holgadas de todos los colores imaginables. Al final me puse una remera roja, una pollera corta negra y unas medias negras y chatitas. Me veia bastante bien.
Cuando llegue a la casa de Mocca, fue Leo el que me abrio. Me miro de arriba abajo sorprendido, y yo lo mire expectante. Queria entrar y saber que me diria Mocca. Con un simple “pasa”, entre a la casa y me encontré con el papa de mi amigo, quien me saludo y dijo que Martín se habia ido a comprar algo para la fiesta. Entre al cuarto y espere a su llegada.
-    ¿Por qué tan temprano? – me preguntó Leo cerrando cuidadosamente la puerta detrás suyo, parecia que no queria ser visto.
-    Martín me dijo que viniera un poco antes. – respondí sin darle importancia.
-    Ah, veo… - algo parecia preocuparlo - ¿Sos la novia de él?
Mi sorpresa fue enorme.
-    No, ¿Por qué?
-    Porque siempre estan juntos… - se explico rascandose nerviosamente la cabeza – Pero a nadie le importa me voy.
Se apuro por salir y, en el intento, se golpeó un pié con un esscritorio. Alarmada al verlo saltar como gallo del dolor fui a ayudarlo. Lo senté en la cama, me puse a su lado, le saque la zapatilla y mire su pie. No era nada, un poco rojo en el lugar del golpe. Levante mi vista y me di cuenta de lo cerca que estaba de mi. Podia oler su aliento, y sus ojos, de ser los frios sin emocion que recordaba en el, pasaron a ser dos luces verdes que estrujaban mi corazón, que latia a toda velocidad, y hacian que una extraña oleada de calor recorriera mis piernas y mis brazos. Trague saliva.
-    Estas muy linda. – confesó y sus ojos se volvieron mas intensos aún. Entonces tomo su zapatilla y se fue, dejandome completamente confundida.
-    ¿Sabes que le pasa a Leo? Parecia medio alterado. – preguntó cuando llego Mocca mirando hacia fuera.
-    Ni idea – mentí. Me miro impresionado.
-    Estas muy linda. – al principio se quedo mirandome y después me tomo de la mano, haciendo que mi corazon lata muy fuerte. Sus ojos eran como los de Leo, pero mas oscuros y no tan potentes. Me acerco a él y me hizo dar una vuelta para verme toda. Con una sonrisa me solto y solo dijo “Perfecta”. Inspiré hondo, entre él y Leo, estaba ya exsausta.
-    ¡Que linda Lunatica! – exclamo una de mis compañeras al verme con cierto afecto. Le agradeci y le mostre donde estaban todos.
-    ¿Tengo que ir alla? hay miles de personas que ni conozco. – le pregunte a Mocca.
-    Si, anda, vas a dar una gran impresión.
La fiesta en si no estuvo tan mala. Me hise bastante amiga de una chica que habia ahí. Baile, me diverti, y en un momento Leo llamo mi atención. Misterioso y frio como siempre, estaba apoyado en una pared con los brazos cruzados fumando. Era irresistible. Se veia tan solitario y melancolico. En el momento en que se cruzaron nuestras miradas tiro su cigarrillo, inspiro hondo, como si se armara de valor, y camino hacia mi. Pense que me sacaria a bailar, pero en vez de eso me llevo hacia el interior de la casa.
-¿Q, Que haces? – estaba muy nerviosa. En la puerta de su cuarto Leo se detuvo.
Entonces sorpresivamente me besó. Nunca me lo hubiera imaginado. Alguien que me habia llamado rara, alguien que se llevaba gente todos los dias a su casa, alguien que conocia hacia menos de una semana. Lo peor: realmente me gusto, y le segui. En un momento, me aparta gentilmente, y sin decir una palabra, se da media vuelta y se marcha.
Ahí quede, entonces. Mi mente era un zumbido incomprensible. No entendia nada.

1 comentarios:

LunaticTears dijo...

Genial!!!!!! Pobre Luna!!!! Y QUE BIEN QUE HICISTE PARA C_ _ _ _ _ _ A LUCIANA!! XD

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